viernes, 29 de mayo de 2015

La Venganza (IV)


Mucho gusto

 


 
Mi manager subió conmigo hasta las oficinas. Hubiera preferido que se quedara en el auto y me dejara a solas con él, pero insistió en que debía hacer la presentación pautada. No era conveniente que me viera solo e indefenso, como cualquier rookie. Al menos, esas eran sus palabras. Yo sonreía frente a su actitud protectora. Nos estábamos arriesgando mucho al cambiar de productor musical y yo no podía remediarlo. Lo lamentaba por ellos, pero sabía que no me quedaría tranquilo hasta al menos conocerlo. Incluso había hecho cambios drásticos esperando este momento. Estábamos en la sala aguardando nuestra cita y lo vi salir. El joven del cual me había hablado Mir. Se alejaba a pasos apresurados rumbo a los ascensores. Mi manager me hizo un leve comentario sobre la falta de educación pero lo pasé por alto negando con la cabeza. No era necesario ser un genio para darse cuenta de la situación. Su tiempo se había terminado. Una parte de mí se sentía más ofendida por haber sido testigo de otro engaño pero por otro lado, significaba que tendría más chances. La secretaria nos llamó y me paralicé por un segundo. No podía fallar y eso era lo que más temía, cometer un error y dar una mala primera impresión. Mi manager me sacó de ese estado empujándome lentamente hacia la oficina. Si quería escapar, era ahora. Sólo me verían como alguien que cambió de parecer a último momento. La servicial secretaria abrió la puerta y ahí se esfumó mi oportunidad. Di un paso decidido y entonces lo vi. Llevaba un traje beige con finas rayas blancas que cruzaban vertical y horizontalmente. Tipeaba furiosamente mientras hablaba por teléfono y hubo un gesto que realizó que me hizo comprender cosas. Se pasó lentamente la lengua por los labios mientras hablaba. Mirar atentamente ese acto tan natural, enfocar tanto la vista en esa porción rosada que iba dejando un rastro brilloso en unos labios tan llenos logró que se me secara la boca. Tenía enfrente mío a un natural, una de esas personas que te seduce hasta involuntariamente. Ahora realmente quería huir de allí. Estaba por pedirle al manager que nos retiremos cuando levantó la vista y me sonrió. Cortó la llamada y se levantó de su escritorio. Venía caminando hacía mí y no pude evitar sentirme como un conejo que está por ser atrapado por un tigre. Con pasos decididos se me acercó y me tendió la mano.
- Mucho gusto, mi nombre es Yang SeungHo – me miró a los ojos.
- El gusto es mío – dije automáticamente sin poder despegarme de esa mirada profunda.
- He oído muy buenas recomendaciones de su trabajo – intervino mi manager quien tomó la mano y se la estrechó. Eso hizo que desviara la mirada y pude salir del trance en el que estaba.
- Ya veo, por eso decidieron venir – sonrió –. Vamos a sentarnos y hablar sobre lo que tienen en mente.
Durante dos horas estuvieron discutiendo sobre el contrato, el estilo de música, el lanzamiento del CD con canciones que había compuesto. Nunca agradecí tanto la compañía de mi manager y su eficacia. Hice un par de lamentables acotaciones fruto de mis nervios y la mayoría de las veces sólo asentía. Pude observar todos sus movimientos y sólo notaba que se manejaba con gran profesionalismo. Si me miró alguna vez, sólo era para hacerme alguna pregunta. Le dejamos nuestra información de contacto y concluimos la reunión. Saliendo del edificio me sentí derrotado, como si hubiera arruinado varios meses de preparación. Me senté en el auto y suspiré.
- ¿Por qué suspiras? - me preguntó mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.
- Por nada – contesté sin ánimos.
- No parece. Prácticamente no hablaste en la reunión, ¿te sientes bien? Tal vez necesites más tiempo... -.
- No, no es eso – interrumpí. No soportaba la condescendencia de su tono.
- ¿Entonces? No te vi en lo absoluto concentrado. Parecías un rookie escuchando por primera vez su contrato. Tal vez fue mala idea lo de cambiar de productor – arrancó el auto.
- Tal vez... - arrastré las palabras – Seguro que en este momento debe estar tirando todo lo que le dimos, incluso el demo. Fue mi culpa por estar distraído -.
- No seas tan duro contigo mismo. A todos nos puede pasar... -.
- Pero esta reunión era importante – miré los edificios por la ventana – ...era importante – susurré.
- ¿Tanto querías trabajar con él? - asentí levemente – Entonces tengamos un poco de fe. No creo que tire algo sin oírlo primero. Estoy seguro que tu voz va a lograr que nos llame... -.
Si dijo algo más ya no llegué a escuchar. Seguía recordando lo que había pasado en esa reunión. Cada uno de los errores que cometí y cada silencio que guardé. La oportunidad que había preparado se acababa de escurrir entre mis dedos. Tantas veces lo había pensado, lo había imaginado. Pero la realidad resultó ser lo opuesto ¿Cómo iba a imaginar que seducir a alguien como él iba a ser tan difícil? Todo parecía indicar que no había llamado su atención en lo absoluto. Llegué a mi casa y fui derecho a mi cama. Me senté en el borde y miré las fotos. Suspiré. En teoría todo era sencillo. Mirar su imagen todos los días, ideando escenarios en los que pudiera enamorase de mí. Me acosté y cerré los ojos ¿Por qué no pude hacer nada delante del hombre que me arruinó?

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