Games (XIX)

Secretos y mentiras – saga final – 2

G.O bajó más que apurado del taxi e hizo la media cuadra hasta la casa de Joon en tiempo record. Subió el ascensor maldiciendo lo lento que iba. Cada segundo que se retrasaba era tiempo que ganaba Joon sobre SeungHo. Su mente no dejaba de torturarlo. Joon encima de SeungHo besándolo como si no hubiera mañana. SeungHo sacándole la ropa. Joon descendiendo hasta el miembro de SeungHo y tomándolo en la boca. Ellos riéndose de él mientras estaban entrelazados sólo cubiertos por una sábana. Sentía mucho dolor en el pecho. Se sentía traicionado. Y lo peor de todo era que probablemente haya sido su culpa por no aclarar sus sentimientos. Llegó a la puerta y tocó el timbre, deseando con todas sus fuerzas que la persona que le abra esté vestida.

- Parece que tienes visitas – trató de recomponerse SeungHo – ve a abrir -.
- Pero hyung, yo…tengo que decirte algo – escuchó que volvía a sonar el timbre.
- Ve – le puso una mano en el hombro. 
- Está bien, hyung – se levantó y fue hasta la puerta. En cuanto la abrió vio la cara agitada de G.O, sin duda había venido corriendo – G.O hyung… -.
- G.O – se levantó del asiento SeungHo - ¿Qué haces aquí? -.
- Eh…yo… - se sentía aliviado al ver al líder vestido, y de a poco se fue dando cuenta que durante todo el camino no había pensado en una excusa.
- Bueno, no importa – cortó Joon –, ya que estás aquí quiero que seas testigo de algo -.
- ¿Testigo? – preguntó confundido el líder.
- SeungHo hyung – se acercó ante la atenta mirada de G.O – quiero que sepas que desde que estuvimos juntos en L.A. empecé a sentir cosas por ti. Y ahora estoy seguro – juntó todo su coraje y lo miró –, me enamoré de ti, hyung -.
G.O sintió que el mundo se le derrumbaba a sus pies. SeungHo se veía sorprendido. Ni enojado ni escandalizado. Sorprendido. Joon acababa de ganarle. Apretó el puño ¿Por qué no había tenido el coraje suficiente para decirle lo que sentía? Ahora ya no podía hacer nada. Había perdido la oportunidad de ser el primero para siempre.
- Joon – murmuró SeungHo mientras se desplomaba en el sillón.
- Tú – dijo G.O de repente de manera apenas audible.
- Perdóname G.O hyung – lo miró – pero no puedo ser como tú, no puedo mantener ocultos mis sentimientos.
- ¿Qué? – levantó la vista sorprendido el líder.
- ¿Tú sabías? – preguntó sorprendido G.O - ¿Cómo? -.
- ¿Te acuerdas del día que viniste a desayunar conmigo? – se mordió el labio ante el recuerdo del engaño que había sufrido – Ese día no había tragado ni una de tus mentiras – apretó los puños – así que decidí averiguar por qué me contaste todo ese cuento. Recordé que tenía una de las tarjetas de la habitación y entré en el momento en que salieron a cenar – cerró con fuerza los ojos como si quisiera olvidar –. Vi todo lo que pasó -.
- ¿Qué? - Joon los había visto. Los había visto.
- Pero eso no es todo – miró a SeungHo – Cuando tú estabas durmiendo luego de…luego – se mordió la lengua, no quería ser específico, le dolía demasiado – tú sabes, escuché lo que G.O hyung te decía mientras dormías ¿Quieres saber? -.
- Joon! – gritó G.O horrorizado – No te atrevas -.
- ¿Por qué no quieres que me lo diga? – susurró el líder. Sentía toda la situación irreal.
- Eso G.O hyung ¿Por qué no quieres que lo sepa? – preguntó sarcástico.
- ¿No crees que ya fue suficiente? – apretaba los puños con fuerza – Ya ganaste ¿Qué más quieres? ¿Humillarme porque te mentí? Eso mismo hiciste cuando te encontré al otro día en la cama con SeungHo! Compartiendo la cama con él! – estaba al borde de las lágrimas por la rabia.
- ¿Qué dices G.O? – lo miró confundido – Yo ese día no amanecí con Joon -.
- Eso – chasqueó la lengua ocultando una sonrisa malvada – fue un engaño, G.O hyung, fue mi venganza por mentirme. En cuanto te fuiste me levanté y me preparé como para hacerle creer a SeungHo hyung que sólo había venido en la mañana a levantarlo. Él nunca supo que había compartido la cama conmigo -.
- ¿Cómo? – la cabeza le daba vueltas y no tenía fuerzas ni para levantarse del sillón. Todo era confuso, muy confuso ¿Qué habían hecho a sus espaldas?
- Aún así, el día que fingiste tu torcida del tobillo, ese día sí amaneciste con él ¿Por qué lo permitiste? Yo nunca, nunca tuve la chance… - murmuró esto último con un tono triste.
- ¿Que fingiste qué? -.
- Así que te diste cuenta G.O hyung. Sabía que no te habías tragado mi actuación por el modo en el que te comportaste. Pero eso no me detuvo ¿o sí? ¿Y tú nunca dormiste con él? No me hagas reír, no puede ser cierto – lo miraba incrédulo.
- Es cierto – dijo más para sí mismo SeungHo.
- Porque él y yo teníamos un acuerdo y nunca quise romperlo – miraba el piso –, no teníamos que involucrarnos sentimentalmente -.
- Y tú aceptaste ese acuerdo. Qué hipócrita eres G.O hyung. Aceptaste algo que sabías desde el principio que era una mentira ¿Cómo pudiste prestarte? -.
- ¿Tú que sabes? – se le asomó la primera lágrima pero la secó rápidamente con la mano.
- Supongo que de alguna manera puedo entender tu situación – levantó la vista y miró a SeungHo - ¿Eso era lo que querías decirme cuando te interrumpí, SeungHo hyung? ¿Querías un acuerdo conmigo también? -.
- …yo – inhaló profundo – no pensaba hacer eso. Pensaba decirte que lo que pasó en L.A. no se iba a repetir aquí -.
Joon sintió que se mareaba. Había venido a pedirle que olvide su tiempo juntos. Había elegido a G.O sobre él. Prefería mantener a G.O con el que tenía un acuerdo y las cosas estaban claras. Bueno, hasta ahora. Su acuerdo estaba en el desagüe.
- Eso quiere decir que… - G.O se sentía mínimamente esperanzado.
- Esa era mi idea, antes de enterarme de todo – puso la cabeza entre las manos mientras miraba el suelo –…yo creía que ninguno desarrollaría sentimientos, que lo mejor era seguir con el acuerdo…así nadie salía herido…me protegí para evitar dañarnos a todos…p-pero – se le quebró la voz – a mis espaldas se estaban peleando, defendiendo sus sentimientos…y-yo – tenía un nudo en el estómago – nunca pensé…nunca creí…nunca merecí… - se levantó tratando de ocultar su cara - …yo les hice algo imperdonable – caminó como pudo hasta la puerta - …yo no sabía el daño que podía causar… no espero que me perdonen – abrió la puerta y salió. Fue hasta su auto y las lágrimas que tanto contuvo comenzaron a salir sin control. Comenzó a conducir por horas hasta que reconoció el lugar. Su tierra natal. Anyang.