jueves, 1 de mayo de 2014

El Pacto (XLIV)

Dudas…

G.O se paseaba de un lado a otro de la habitación. SungJong se había marchado una hora atrás y aún no había señales de SeungHo. Incluso volvió a hablar con Mir para preguntarle sobre el paradero del líder, obteniendo sólo negativas ¿Por qué tardaba tanto? ¿Dónde estaba? Se sentía inquieto, como si presintiera que SeungHo lo estaba evitando y no lo culpaba. Gracias a JunHyung y su capacidad para hundirlo, era conocida su pequeña historia con el maknae de Infinite. Quería llamarlo pero no se atrevía ¿Debería dar el primer paso cuando fue él mismo el que lo alejó? Luego de ese beso y la confesión. La confusión, la amargura, el enojo. Y ahora el arrepentimiento. Si no fuera por SungJong, seguiría tercamente encerrado en su propia miseria, acusando a SeungHo por jugar con él. ¿Por qué dejó que su propio dolor hablara por él y lo echara de la habitación en lugar de escucharlo? Y ahora no aparecía y el reloj seguía corriendo agónicamente, menguando sus esperanzas ¿Y si el líder malinterpretó la visita? Un golpe lo hizo volver a la realidad. Abrió la puerta pero no era la persona que esperaba.

- Hyung – dijo Mir.
- Qué quieres – bufó enojado.
- ¿Te pasa algo? – lo miró confundido.
- No, nada -.
- ¿No fue agradable la visita que recibiste? – preguntó curioso.
- Claro que si, SungJongie es un buen chico -.
- ¿Tienes algo con él? -.
- No es de tu incumbencia, maknae – se cruzó de brazos enojado.
- Así que tienes algo… - entrecerró los ojos.
- No tengo nada con él, sólo pasó a desayunar conmigo – se encogió de hombros.
- Fue mucha casualidad que viniera un día en el que no cocinaste por la mañana… -.
- La verdad que sí, mucha – ladeó la cabeza mientras pensaba en las palabras del maknae, luego descartó la idea de analizarlo – Por cierto, ¿no te pedí a ti el desayuno hoy? -.
- Ah, si – se mordió el labio y optó por mentir. Era mejor salvarse del castigo de cualquiera de los dos –. Iba a llevártelo cuando apareció tu pequeño amigo -.
- ¿Y SeungHo no se enteró de lo que te pedí? -.
- Claro que no – asintió Mir siguiendo con la mentira.
- Bueno, entonces déjame descansar que aún estoy débil – estaba por cerrar la puerta pero algo se lo impidió.
- Auch, hyung, mi pie – se quejó Mir.
- ¿Por qué pones el pie ahí? – le reclamó.
- Para que no me cierres – hizo puchero –. Venía a pedirte algo en realidad -.
- ¿Qué quieres? – suspiró.
- Ya es casi mediodía y tengo hambre – se refregó la pancita.
- ¿Quieres que cocine? – enarcó una ceja.
- Hyung….por favor – le tomó de la manga de la remera y la tironeó.
- Bueno, bueno, está bien, pero deja de arrugarme la ropa – salió de la habitación y fue a la cocina, seguido por el cachorrito hambriento.
Thunder observaba complacido cómo su madre llenaba de elogios a SeungHo. Le ofrecía comida, le preguntaba cosas sobre la agenda del grupo, sobre sus padres, la salud de ellos. Cualquiera diría que estaba almorzando con su futuro yerno. Claro, no era algo que realmente pudiera hacer pero el sólo hecho de pensarlo le resultaba agradable, presentarlo como su novio oficial. El líder tenía todos los atributos necesarios para ser el yerno ideal de cualquier madre. Tenía que agradecer que su hermana Dara no estuviera, de lo contrario su madre intentaría emparejarlos y eso estaba fuera de discusión. SeungHo era sólo para él y luego de tanto tiempo “convirtiéndolo” no creía que fuera a caer en los brazos de su hermana, por muy diosa eterna que esta fuera. Cuando terminó el almuerzo se lo llevó a su habitación.
- Tienes todo muy prolijamente ordenado Thunder – dijo SeungHo mientras observaba los muebles y las paredes.
- ¿Viste dónde está durmiendo Dadoong? – le señaló al gato que estaba plácidamente acostado en medio de la cama.
- Está más grande desde la última vez que lo vi – sonrió.
- Al parecer mi madre lo está alimentando bien -.
- Me imagino que lo habrás extrañado mucho mientras estuviste viviendo con nosotros -.
- La verdad es que sí – se acercó al gato pero no lo tocó para evitar despertarlo.
- Tu madre también te extraña, Thunder. Lo mencionó constantemente – se puso serio.
- Bueno, pero sabe que tengo que estar con el grupo también – se encogió de hombros – Pero…Quiero volver, hyung -.
- ¿Estás seguro? – se rascó la cabeza incómodo – Después de todo lo que pasó…. ¿no crees que es mejor que te quedes unos días aquí? -.
- Si te incomoda mi presencia, hyung – arrastró las palabras mientras hacía puchero.
- No, no es eso – negó con la cabeza.
- Sé que actué por impulso al armar un bolso y venir. Pero ahora quiero volver ¿Es mucho pedir? – miró el piso.
- Claro que puedes – lo abrazó – las puertas de la casa siempre están abiertas para ti -.
Thunder recostó su cabeza en el hombro de SeungHo. Tenía que pensar en la próxima estrategia y volverse a armar de paciencia. Ya había conseguido que el líder tuviera dudas sobre la visita de SungJong al alejarlo del lugar en el momento justo. Sólo tenía que seguir cultivándolas y meterse en el camino de ellos dos para evitar que se encuentren a solas y decidan sincerarse. E impedir que G.O se enterara del rompimiento y la verdad sobre el comienzo de su relación. Como dice el dicho, una duda puede más que mil verdades. Y él estaba dispuesto a crear las suficientes hasta que SeungHo vuelva a su lado y, esta vez, por voluntad propia y para siempre.

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