lunes, 5 de mayo de 2014

Navidad con sabor a chocolate

SeungHo se revolvía en la cama luego de despertarse momentáneamente. Ya habían terminado el tour pero aún sentía las consecuencias de hacer dos cosas al mismo tiempo. Tenía los músculos cansados y prácticamente no podían diferenciarlo de un auténtico panda, sin contar con el frío que pasaba cada vez que tenía que filmar apenas abrigado para Wandering Band. Afortunadamente era veinticuatro de diciembre y no pensaba ni siquiera salir de la cama. El objetivo, dormir todas las horas que pudiera. Al menos ese era su plan, hasta que un golpe en la puerta lo obligó a mantener los ojos abiertos.

- SeungHo… -.
- ¿Qué ocurre ByungHee? – preguntó, aún oculto debajo de las mantas, negándose a abandonar la calidez que por fin sentía.
- ¿Estás muy cansado? – se sentó en la cama mientras trataba de adivinar dónde estaba la cabeza del líder.
- No, si estoy durmiendo a las dos de la tarde sólo por diversión – descubrió su cabeza sólo para mirar a su amigo de forma amenazante.
- Yo no lo veo muy divertido – enarcó una ceja – salvo el nido de pájaros que tienes en la cabeza – le revolvió más el pelo.
- Sí, como digas – le alejó la mano - ¿A qué viniste? -.
- Ah, cierto. Me distrajo tu nuevo concepto de peinado – se encogió de hombros – Te venía a decir que hice reservaciones para los dos para ir a un sauna con masajes -.
- ¿Hiciste reservaciones? Pensé que hoy estaría todo lleno – se sentó - ¿Vamos al Dragon Hill Spa? -.
- Lamentablemente, lleno – sacudió la cabeza.
- ¿Gangnam, Hongdae? -.
- Todos ocupados -.
- ¿Dónde, entonces? -.
- En las afueras de Seúl -.
- Es muy lejos – se quejó y volvió a taparse.
- SeungHo, era lo más conveniente ¿Te imaginas el revuelo que causaríamos si vamos a un sauna en Seúl? Con todas las familias pasando el día, la cantidad de adolescentes que nos reconocerían… Y tú, con ese andar de abuelo y las ojeras… Imagina las fotos, y ni hablemos que no podrías descansar… -.
- No sé, ByungHee… - asomó apenas los ojos – no me siento de ánimos para conducir -.
- Por eso no te preocupes, yo lo haré -.
Una hora después se encontraba en la carretera, cerrando los ojos de vez en cuando y preguntándose por qué había aceptado salir. Suspiró.
- ¿Qué ocurre, SeungHo? ¿Estás cansado? - le preguntó sin despegar la vista de la ruta.
- Estoy empezando a cuestionarme esta idea ¿Por qué estamos yendo tan lejos? -.
- Te dije que quedaba en las afueras -.
- ¿Y no había otro más cercano? -.
- Claro que si. Pero este sauna es especial, tiene un servicio de masajes único -.
- ¿Sí? ¿De qué tipo? - preguntó curioso.
- Masajes con chocolate fundido - sonrió de costado.
- ByungHee...la verdad es que prefiero comérmelo -.
- No hace falta que lo digas, lo sé de sobra. Pero en este momento no necesitamos agregarnos más kilos de los que ya tenemos. El masaje con chocolate ayuda a aliviar el stress y nutre la piel seca -.
- Tú y tus trucos de belleza... - sacudió la cabeza -. Es extraño que ofrezcan ese tipo de servicios en un lugar tan lejano de Seul -.
- Ah, sí - se mordió el labio -, probablemente es un negocio familiar - vio un cartel y giró a la derecha -. Ya llegamos -.
- Al fin - murmuró mientras trataba de no bostezar.
- Quédate en el auto mientras confirmo nuestra reservación y me aseguro que no haya alguien que pueda reconocernos -.
SeungHo sólo asintió y miró de reojo el lugar. Parecía pequeño pero acogedor, ideal para el frío que estaba sintiendo. Aunque no parecía del tipo que incluyera servicios extra. Cerró un momento los ojos y cuando los volvió a abrir, ByungHee ya estaba abriendo su puerta.
- Ya está todo listo, podemos entrar -.
Se desabrochó el cinturón de seguridad y salió. Cerró el abrigo completamente mientras observaba la nieve caer a su alrededor. Apuró el paso y entró rápidamente, dejando que la calidez del lugar lo invadiera. Realmente su amigo había elegido un lugar ideal, prácticamente no había nadie. En la recepción le dieron la ropa, las toallas y una bata, la señora ni siquiera le dio una segunda mirada. Dejó toda su ropa en el locker y fue con una toalla a bañarse. ByungHee había desaparecido para hablar con el masajista por lo tanto el primer turno lo tenía él. Luego de una ducha rápida se fue a meter a una de las enormes piletas para disfrutar del agua que calentaba todo su sistema. Podría dormir ahí si se lo permitieran, si no fuera porque en ese momento estaba solo y, por absurdo que pareciera, temía ahogarse. Sonrió al pensar lo que podrían decir los titulares si eso pasaba y vio que G.O volvía.
- Ya te está esperando el masajista -.
- Gracias, ByungHee. Aunque ahora estoy tan relajado que creo que ni lo necesito -.
- ¿Estás seguro que quieres dejar pasar esta oportunidad? Te untará con chocolate – enarcó una ceja – Además ya está pago, así que vas -.
- Sólo bromeaba – sonrió – ¿Dónde es? -.
- Pasando la sala común, la última puerta a la derecha. Por cierto, hay un código sobre este tipo de tratamiento -.
- ¿Cuál? -.
- Como tratan con chocolate y aceites, la gente se tiene que vendar los ojos, para evitar que algo caiga accidentalmente. Ah, y el masajista no suele hablar, me dijo el dueño que así evita distracciones y puede hacer bien su trabajo – se encogió de hombros.
- Todo un profesional al parecer. Ya me dio curiosidad ¿A ti te toca después? -.
- Sí, primero debo pasar por la ducha – señaló el área – Nos vemos en la sala común cuando salgas -.
SeungHo asintió y lo vio irse. Salió suspirando de la calidez del agua y volvió a los lockers. Ya allí, cambió la toalla por la ropa del sauna y se llevó la bata para colocársela luego del tratamiento. Fue hasta donde le había indicado G.O y abrió la puerta. Lo recibió una habitación cubierta con velas. Podía distinguir el aroma de canela y almendras. Se fue quitando la ropa y colocándola en un mueble que estaba al pie de la camilla. Vio en ésta una diminuta toalla y una máscara como las que se usa para dormir. Se recostó boca abajo y esperó que el masajista apareciera. No pasó mucho tiempo hasta que empezó a sentir algo cálido deslizarse por su piel, claramente era el chocolate. Y estaba en su temperatura justa. El dulce olor a cacao penetraba sus fosas nasales relajándolo. 
Las manos del masajista se deslizaban sobre sus piernas con movimientos circulares. Sin duda era hombre, detalle que había olvidado preguntar. Fue ascendiendo lentamente y luego pasó de largo donde se encontraba el pequeño trozo de material que lo cubría y siguió con la espalda. Suspiraba al sentir cada músculo ceder ante las manos expertas del profesional y ni se dio cuenta cuando le fue removida la toalla. Sentía cada parte de su cuerpo cubierto por el chocolate gracias a los movimientos que no dejaba un músculo sin tocar. Empezaba a notar que los masajes estaban afectando su temperatura corporal. Solían decir que era un síntoma frecuente pero no podía evitar estar algo avergonzado. Eran las manos de un hombre lo que estaba provocando esa reacción. Unos dedos que deslizaban magistralmente, haciendo que su cuerpo respondiera por voluntad propia abriendo ligeramente las piernas cada vez que pasaba por las curvas de su trasero. Por un lado quería terminar y por otro seguir con la experiencia. Tal vez si pudiera ver si el masajista había notado su cambio de humor. Lentamente llevó las manos para colocarlas debajo de su mentón, como si sólo quisiera cambiar de posición. Esperó un minuto para no levantar sospecha y con mucho cuidado levantó la máscara para descubrir un ojo. Lo que vio lo asombró y tardó un segundo en recobrar la compostura y fingir ignorancia. Sonrió para sí mismo mientras decidía lo que haría. Los masajes continuaban y él dejaba escapar suspiros y ruiditos de placer. Notaba que los movimientos ya no eran tan seguros, sino más bien torpes a medida que escalaba en volumen. Se dio vuelta y se quitó la máscara.
- S-SeungHo – ocultó la cara entre las manos avergonzado.
- ByungHee, te acabas de manchar la cara con chocolate – se sentó.
- A-ah c-cierto – las apartó –. Y-yo puedo explicarlo…E-el masajista n-no estaba y c-como no quería que te enojaras p-pues conseguí los materiales… -.
- ¿Ah, sí? – enarcó una ceja – No me parece muy convincente la historia que me estás diciendo -.
- Y-yo… – siguió tartamudeando.
- ¿Quieres saber por qué? – sonrió de lado.
- ¿E-eh? – lo miró confundido.
SeungHo lo tomó del brazo y lo acercó de manera que ahora se miraban directamente a los ojos. Le dedicó una sonrisa y fue hasta su mejilla lamiendo ligeramente un poco de chocolate que había quedado. Cuando estuvo a la altura de su oreja le susurró – La bata que traes puesta no sirve para ocultar lo mucho que disfrutaste poner tus manos por todo mi cuerpo – se alejó para volver a mirarlo 
–. Tal vez los dos tengamos razón. Por un lado, untarse con chocolate relaja y por el otro – se relamió los labios – comerlo también es placentero -.
- S-Seungho – se sorprendió al encontrarse en el piso ¿En qué momento..? ¿Por qué estaba su bata abierta?
- Deberías probar también, lo que es ser untado – tomó el pote con chocolate aún tibio y fue arrojándolo a la parte superior – y yo quiero seguir comiendo… -.
- Ah… - sintió el líquido deslizarse por su torso y cerró los ojos.
SeungHo comenzó a lamer cada centímetro de piel que estaba cubierta por el chocolate mientras ByungHee se retorcía. Iba a pagar por mentirle tan descaradamente y traerlo engañado. Le mordisqueó los pezones y con las manos fue sacando el bóxer muy despacio, disfrutando cómo G.O le jalaba el pelo en reprimenda. 
- S-SeungHo – tenía la respiración agitada.
- ¿Quieres más? -.
- S-sí – susurró apenas.
- Entonces, deja de protestar que sigo muy hambriento… -.
- Por f-favor… -.
El líder hizo caso omiso y siguió untándolo de chocolate, esta vez en los muslos, donde fue lamiendo y mordisqueando. Sujetaba ambas piernas por las rodillas, abriéndolo para tener espacio para continuar con su tortura. El chocolate derretido, sumado a la piel de ByungHee era un manjar que lo estaba excitando cada vez más. Ávido por probar más pero a la vez necesitado por llegar al siguiente nivel tomó de nuevo el pote y volcó más de su contenido en el miembro. Comenzó a lamerlo desde la base hasta la punta, escuchando con mucha atención cómo los gemidos de G.O iban aumentando en volumen. Era una suerte que estuvieran tan alejados de la recepción o alguien podría escucharlos. Levantó la vista para buscar algo que sirviera como lubricante y vio un aceite de almendras. Se incorporó para alcanzarlo y no pudo evitar sonreír. ByungHee tenía las mejillas sonrosadas, los labios hinchados por morderse constantemente y respiraba con dificultad, era la imagen viviente de la lujuria. Abrió la tapa y comenzó a untarse los dedos. 
Volvió a lamer y succionar el miembro mientras de a poco se abría paso. Tenía que distraerlo ante la intromisión de sus dedos, entrando y saliendo, ensanchando. Estaba casi al límite y podía notar que G.O también, por cómo se tensaba. Salió de su interior y se acomodó. Un rápido asentimiento fue todo lo que necesitó para alinearse y penetrarlo suave pero constante. Ya completamente adentro, pudo sentir la calidez y estrechez que lo cubría. Se mantuvo así, frenando sus propios deseos, hasta que los movimientos de la otra parte le permitieron comenzar un vaivén lento y sensual. La sensación era maravillosa y con cada estocada iba aumentando el placer. Se acercó a los labios de ByungHee y lo besó con toda la pasión que fue capaz de trasmitir mientras iba aumentando el ritmo. Un gemido mucho más fuerte que los anteriores le hizo saber que había logrado tocar el punto de placer y concentró toda su atención a ese lugar, penetrando cada vez más profundo, más rápido, más necesitado. El interior de G.O lo apretó con fuerza y ya no pudo contenerse más, se dejó ir hacia el cielo prometido mientras escuchaba a lo lejos un gemido puramente animal, y supo que los dos estaban en el mismo lugar. Haciendo uso de toda la energía que le quedaba, abrazó a ByungHee y se quedó así, escuchando cómo ambos corazones latían rápidamente. Transcurrieron unos minutos cuando al fin pudo incorporarse apenas y mirar a G.O. Le dio un beso.
- Mmmm… SeungHo… -.
- Dime… -.
- ¿Puedes salirte? – preguntó avergonzado por la petición.
Hasta hace un momento no te molestaba que estuviera dentro tuyo… - bromeó. 
- SeungHo… - insistió.
- Está bien – con cuidado fue saliendo del interior y se recostó a su lado, abrazándolo –. ByungHee… -.
- ¿Sí? – lo miró a los ojos.
- Gracias por traerme aquí, aunque haya sido bajo un engaño  – sonrió de oreja a oreja.
- Tonto – le dio un codazo amistoso en las costillas - ¿Y cuándo te enteraste que era yo? -.
- En el momento en que cambié de posición te espié -.
- Ahh… eres un tramposo – entrecerró los ojos.
- Feliz Navidad ByungHe -.
Feliz Navidad SeungHo, aunque falten un par de horas – añadió.
- Entonces… - se puso encima – Quiero seguir disfrutando de mi regalo hasta que sea medianoche – sonrió travieso - ¿Todavía hay chocolate? -.

Fin~

1 comentario:

  1. waaa 87line forever!!! Muy bueno jajajja me dio risa como se llevo con engaños a seungho jajaja

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