El Pacto (XLIX)

La charla (parte 1)

Thunder fue sigilosamente hacia la cocina a seguir observando el comportamiento de los mayores. Ya no cabían dudas que algo pasaba entre ellos. Quiso gritar y reclamar pero sabía que sería en vano, en este momento no tenía ningún derecho sobre SeungHo, ya se habían separado. Apretó los puños al sentirse tan impotente. No iba a quedarse a escuchar lo que dijera el líder ¿Para qué? ¿Para escuchar que estaba con G.O, que serían una pareja? ¿Ver a G.O sonreír victorioso? Nada le iba a impedir irse y evitar ser testigo de algo que tanto había luchado por impedir, aferrándose todo este tiempo a la idea que podía más que G.O, que su amor era tan importante o más que el del líder vocal, que él si era capaz de arriesgarse por conseguir lo que quería. Salió en el más absoluto silencio del departamento. Suspiró pesadamente. No podía ir en ese estado a su casa, si llegaba a estar su hermana lo iba a marear de tantas preguntas. Lo mejor era ir a un refugio hasta que se calmara, y qué mejor que los privados del bar, donde nadie se enteraría del fracaso de sus planes. Bajó por las escaleras y se tomó el primer taxi que encontró.

G.O terminó de ayudar a SeungHo con la preparación de la comida y fue lentamente al living a avisarle a los maknaes que ya estaba todo listo. No podía evitar pensar en su mala suerte. Justo en el instante que iba a poder disfrutar los labios del líder luego de la confesión mutua apareció el cachorro entrometido para arruinar tan mágico momento. Suspiró. Levantó la vista y sólo encontró al responsable de sus “desdichas” jugando y quejándose.
- Cómo puede ser que me derroten! Ese movimiento era el último para ganar! Aish – tiró el joystick hacia el colchón frustrado.
- Si eres mal jugador no le eches la culpa al control, sólo hace lo que le pides – sonrió burlonamente.
- Hyung! – hizo puchero – Yo creo que está mal calibrado o ya no tiene baterías – se cruzó de brazos.
- Si, sí, lo que digas – le palmeó la espalda –. Ve a lavarte las manos que la cena ya está lista. Y dile a Thunder lo mismo -.
- Sí, hyung! -.
G.O volvió a la cocina a buscar los cubiertos para poner la mesa. De vez en cuando miraba a SeungHo de reojo pero temía que los otros lo vieran así que se concentró en sus tareas hasta que Mir volvió solo y se sentó en la silla - ¿Thunder dónde está? -.
- Lo busqué en las habitaciones y en los baños pero no lo vi – se encogió de hombros.
- Ve a ver si no se durmió en la habitación de huéspedes – le dijo mientras terminaba de acomodar los vasos.
- Pero hyung – arrastró las palabras en un intento de aegyo – tengo hambre, me hace ruido la pancita -.
- Hasta recién no parecía que tuvieras hambre, así que no protestes. SeungHo y yo estamos ocupados sirviendo la comida, ve y no me hagas puchero – lo vio levantarse sin ganas y atravesar la cocina hacia el cuarto. Sacudió la cabeza mientras sonreía por la conducta del pequeño. Era como si de repente tuviera un verdadero dongsaeng, un pequeño malcriado al que tenía que educar todos los días. Lo vio volver con el mismo paso cansado y desplomarse en la silla mientras se refregaba la panza. Una gran actuación.
- Hyung, Thunder no está ahí tampoco -.
- ¿Seguro? – enarcó una ceja. Algo no andaba bien - ¿No estará durmiendo envuelto en la manta de forma que no te diste cuenta? -.
- No, hyung – negó con la cabeza –, pero si no me crees ve tu mismo -.
No esperó que el maknae terminara de hablar y fue directo a la habitación. Prendió las luces y revolvió la manta de la cama. Nada. Vio que el bolso seguía ahí salvo que vacío. Como mucho había pasado una hora desde que lo vio en el living. Luego estuvo concentrado cocinando y pensando en qué iba a decir el líder más tarde. Tomó su celular y marcó el número del visual maknae. Se frustró al escuchar la voz del contestador. Volvió a la cocina mientras intentaba establecer comunicación. Vio que SeungHo lo miraba confundido.
- ¿Qué ocurre G.O? ¿A quién llamas? -.
- Estoy llamando a Thunder, no está en la casa -.
- ¿Cómo? -.