martes, 14 de octubre de 2014

Jeju Island (V)


Torre Sur, después del trabajo.


Luego de más de media hora fuera de su horario habitual de salida, SeungHo pudo irse a su departamento. Había juntado a todos sus empleados y les había explicado las razones por las que tenían que hacer el curso de capacitación. Pudo notar que no estaban muy contentos, pero logró convencerlos al recordarles que ninguno había encontrado con éxito todos los errores. Vio con satisfacción que nadie se oponía aunque en ese momento tomó la decisión que si necesitaba un café se lo haría él mismo. Era el precio a pagar por tener que jugar el papel de malo. Llegó a su departamento y fue derecho a su habitación, con la poca fuerza que le quedaba logró sacarse la corbata y el saco antes de desplomarse en la cama. Un movimiento en el colchón hizo que abriera los ojos ligeramente.
- SeungHo – murmuró G.O – es hora de la cena -.
- Mmm.. – miró el reloj y se sorprendió al ver que eran las diez de la noche –. Ya me levanto -.
- ¿Quieres que te de un beso para que te despiertes del todo? – le guiño el ojo mientras se acercaba a la cara.
- Quiero cenar G.O – le dio un rápido beso en los labios mientras se levantaba de la cama – y no me hagas puchero, tengo hambre -.
- Yo también tengo hambre, SeungHo – se le fue acercando.
- Pero yo quiero comida – protestó mientras trataba de alejarse y llegar a la puerta.
- Está bien – se dio por vencido G.O – Hoy te traje varias cosas para que puedas elegir -.
- ¿En serio? – se le iluminaron los ojos ante la idea y fue casi corriendo hacia la mesa de la cocina – Trajiste un montón de platos deliciosos -.
- Me alegro que te guste – lo abrazó desde atrás mientras le daba un beso en el cuello.
- Vas a hacer que suba más de peso, G.O – hizo puchero mientras se apoyaba en G.O, disfrutando la calidez de su cuerpo.
- Siempre podemos quemar calorías después – le susurró mientras le mordía ligeramente el lóbulo.
- Ahora entiendo por qué trajiste tanta variedad – sonrió.
- Bueno, sentémonos a comer entonces – lo soltó mientras él iba a su propio asiento a sentarse.
SeungHo miraba de reojo a G.O mientras lo veía cenar. No comía tanto como él y por eso mantenía tan bien su figura. Bueno, ayudaba el hecho que su novio visitaba el gimnasio todas las mañanas. Él mismo quería hacerlo pero volvía tan cansado de trabajar que la mayoría de las veces se quedaba dormido hasta que era la hora de cenar. Sentía pena por no poder tener un cuerpo tan deseable como G.O. Y entonces se dio cuenta que lo miraba con una intensidad que lo ponía colorado. Diablos, luego de tantos años no podía quitarse la costumbre de ponerse rojo. 
- SeungHo, ¿tienes calor? – preguntó casualmente.
- ¿Por qué lo dices? – lo miró extrañado.
- Porque estás colorado – le guiñó el ojo.
- Aish G.O, mejor termina tu comida – lo retó SeungHo.
- ¿Tan impaciente estás? – le preguntó divertido.
- ¿Quieres dormir en el sillón? – lo amenazó apuntándolo con el tenedor.
- Me rindo, me rindo – levantó ambas manos en señal de rendición.
SeungHo terminó de comer tranquilo. G.O se había callado luego de la amenaza. Vio que se levantaba y esperó que trajera el postre. Lo siguió con la mirada hasta que volvió con un bowl de algo que parecía crema. Esperaba que trajera algo más pero no parecía el caso. Frunció el ceño.
- ¿Por qué esa cara? – preguntó tranquilo G.O.
- ¿Ese es el postre? – señaló algo decepcionado.
- Parece algo sencillo pero sin dudas te va a encantar -.
- No faltaría algo, no sé, ¿unas fresas? – sugirió mientras seguía mirando el bowl poco convencido.
- Yo encontré algo más delicioso que eso – se acercó hasta la silla de SeungHo y lo levantó.
- ¿Qué? – estaba curioso.
- Tú – le dio un beso en los labios –. Eres más delicioso que cualquier fresa o cualquier fruta y me estoy muriendo por probar la combinación de la crema con tu deliciosa piel – le dio un beso y una pequeña lamida en el cuello.
SeungHo se dejó conducir sin oponerse hasta la habitación. G.O lo abrazaba por la cintura con una mano mientras que con la otra sostenía el bowl. Nunca lo diría en voz alta pero amaba la creatividad de su novio. Lo besó con toda la pasión y amor que sentía por él mientras se dejaba recostar en la cama y lo ayudaba a deshacerse de la ropa. Desde ese momento, todas sus preocupaciones se esfumaron y se dedicó a lo único que importaba al llegar la noche.

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