viernes, 19 de septiembre de 2014

Propuesta Indecente (Parte I)

Concierto íntimo y cena de gala. El cantante de baladas más respetado y admirado se presentaba por única vez en la ciudad. La voz dulce y profunda de G.O provocaba suspiros en mujeres, y hasta en varios hombres. Cada canción transportaba al oyente a otro mundo. Uno lleno de amor, calidez y pasión. Las entradas se habían agotado al minuto de ser vendidas. No todos los días uno tenía la oportunidad de tenerlo cantando prácticamente al oído.


G.O miraba a las personas sentadas en las mesas mientras hacía una última prueba de sonido. Las mujeres elegantemente vestidas, los hombres de traje y corbata. Todos con un aire de distinción monótona. Le llamó particularmente la atención la mesa vacía que se encontraba justo en frente de su micrófono ¿Tal vez alguien había desistido o la mesa era tan cara que no llegó a venderse? Comenzaron los primeros acordes y supo que el concierto había comenzado oficialmente. Terminada la primera canción vio movimiento en el fondo, dos personas trataban de sortear las mesas, precedidas por el acomodador del evento. El primero en sentarse era alto, de cabello oscuro y porte de príncipe. El segundo casi lo hace olvidar la letra… Pelo rojo oscuro, casi vino tinto que contrastaba con lo níveo de su piel. Ojos grandes y penetrantes. Ligeras ojeras y unos labios… Si tuviera papel y lápiz en este instante, estaba seguro que podría escribir una canción al respecto. Generosos, rosados, absolutamente apetecibles. Algo le decía que probarlos podía ser la entrada al mismísimo paraíso. Hizo un esfuerzo sobrehumano para apartar la vista, no quería quedar en evidencia delante de tanta gente. Y sabía que mientras más lo mirara, las consecuencias serían nefastas. Continuó cantando hasta el pequeño receso. Se secó el sudor y tomó agua mientras contaba sobre la segunda parte del concierto. Empezó a sonar la melodía y cantaba, paseándose por las mesas del fondo primero, mirando a las mujeres de cada mesa, dedicándole pequeños gestos de galantería. Guiños, tomadas de mano, todo hecho de forma seductora y a la vez respetuosa, tenía que pensar en los acompañantes y sus celos. Las canciones proseguían y se iba acercando lentamente a la mesa central. El corazón le latía fuerte, el objeto de su interés iba a estar muy cerca de él. Llegaba el turno de la canción más famosa compuesta por él. Esa en la que aplicaba todo su encanto con notas altas, palabras dulces y melodía envolvente. Se acercó a su objetivo con el único propósito de seducirlo. Haría todo lo posible por mirar a ambos ocupantes, pero el punto central iría dedicado al dueño de los labios más perfectos. Cantó con todo el sentimiento que pudo expresar, sólo a esa mesa, la canción entera. Por segundos se perdía en la profundidad de sus ojos, trataba de descifrar si tenía algún tipo de efecto en él. Si lo logró era un misterio, no percibió ningún indicio. Estaba un poco desaminado pero aún así dejó caer casualmente un papel en la pierna de esa persona que tenía este mensaje “Puedo cantarte más canciones en privado. Acepta mi propuesta. Ven a mi camarín cuando termine el concierto. Tu admirador”. Volvió al escenario y siguió con la última parte del concierto. Hasta que culminó y se bajó el telón, no volvió a mirar al ocupante de la mesa central. Estaba nervioso, había hecho algo arriesgado. Fue a su camarín y se recostó en el sillón tratando de calmar su corazón ¿Se presentaría o lo dejaría plantado?




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Lo hice para festejar que pasé las 22mil visitas al blog, gracias a todos <3

2 comentarios:

  1. woooooo!!! Esta genial!!! Unnie felicitaciones!!! Sigue unnie!! 87 Line fighting!!!

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  2. Definitivamente amo la 87line, estoy mutando con solo imaginar esa escena y mi imaginación se fue al infinito, odio esperar, pero me alegra que volvieras a escribir, se te extrañaba.

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