Al día siguiente
Mir se despertó temprano sabiendo que era el último día.
Miró por su ventana y descubrió que estaba nublado. Rogaba que no lloviera o al
menos que no hubiera tormenta. Odiaba ver los relámpagos y escuchar los truenos
y ni esconderse debajo de las mantas lo ayudaba. Se metió en la ducha y luego
se vistió con lo primero que encontró en su armario. Volvió a ponerse los
anteojos. Estaba tomando un café en la mesa delante de sus libros cuando
tocaron el timbre. Fue hasta la puerta y abrió sin mirar.
- Buenos días -.
Mir levantó la vista y se puso colorado al instante –
B-buenos días -.
- ¿Me recuerdas? Soy SeungHo, el sobrino del encargado – le
sonrió.
- S-sí – asintió Mir con la cabeza mientras se hacía a un
lado para dejarlo pasar.
- Mi tío tuvo una emergencia y no pudo venir a terminar el
trabajo, espero no te moleste si lo hago en su lugar -.
- C-claro que no – miraba el piso – Si necesita algo me
avisa -.
- Gracias – sonrió SeungHo.
Mir fue casi corriendo hasta el baño y comprobar su
lastimoso aspecto. Lentes, una remera azul y unos pantalones de gimnasia negros.
No podía creer la mala suerte que tenía. Si pudiera, llamaría a su amiga Lauren
para llorarle pero sabía que a esta hora estaba muy ocupada. Suspiró. Quería
cambiarse por algo más decente pero temía quedar en evidencia. Al final fue
lentamente a su lugar en la mesa. Se sentó, abrió el libro y encendió la laptop
resignado. Estudió muy concentrado por al menos dos horas hasta que terminó el
resumen. Se estiró para aflojar los músculos y miró hacia el balcón. Allí había
unas nubes negras que anunciaban una tormenta y el sobrino parecía no notarlo.
Caminó hasta la cocina sólo para estirar sus piernas dormidas y miró el reloj.
Eran las doce del mediodía. A esa hora solía irse el encargado a almorzar a su
casa para luego volver. Si tomaba en cuenta lo que había visto recién, aún le
faltaba un poco para terminar ¿Debería ir a avisarle? A lo mejor no pensaba
almorzar y seguir hasta terminar ¿Y si tenía hambre? Estaba por meter la cabeza
en la heladera para ver si tenía algo comestible cuando escuchó que la puerta
del balcón se abría. Salió rápidamente para encontrarlo parado en medio del
living.
- Ah, pensé que no estabas – dijo SeungHo.
- Eh, no… -.
- Ahora me voy a almorzar – dijo señalando la puerta – Si
vas a estar luego volveré a terminar – dijo yendo hacia la salida.
- Está bien – fue Mir hasta la puerta y le abrió.
- Nos vemos más tarde – le sonrió.
Mir trataba de estudiar con el resumen y las imágenes de
referencia en la laptop pero no podía apartar su mirada de la gran distracción
que estaba en el balcón pintando. Había almorzado hace ya tanto tiempo (su tan
querido y práctico ramen instantáneo) y sentía que tenía hambre. Afuera estaba
cada vez más oscuro y no era por el horario. Estaba seguro que iba a sufrir por
una tormenta eléctrica. Se preguntaba dónde había dejado los auriculares porque
los iba a necesitar con suma urgencia una vez que sintiera el primer trueno.
Fue hasta su habitación y los encontró encima de la mesa de luz. Cuando los iba
a tomar un relámpago potente se reflejó por la ventana seguido por un trueno
ensordecedor. Se tapó los oídos y cerró los ojos con fuerza mientras escuchaba
que se largaba la lluvia con todo. Cuando los volvió a abrir no vio nada.
Malditas tormentas eléctricas, ahora tendría que buscar velas. Fue tanteando
hasta abrir la puerta. Cuando llegó al pasillo un rayo iluminó a un SeungHo
completamente mojado parado en el medio del living.
- Lamento mojarte el piso – se disculpó de inmediato – pero
se ha largado una tormenta terrible -.
- Es cierto – Mir trataba de entrecerrar los ojos para poder
ver algo – voy por unas velas a la cocina – caminaba lentamente con los brazos
extendidos para evitar chocarse con algún mueble.
- Ya que el clima está así es mejor que me vaya – dijo
SeungHo en voz alta.
- ¿Eh? Espera – gritó Mir mientras prendía una vela – tienes
que llevarte una vela para no perderte por el pasillo -.
- Creo que se deben haber prendido las luces de emergencia
-.
- Tu tío dijo que las de este piso van a estar colocadas
recién el lunes – volvió al living y colocó la vela en la mesa –, estuvieron
renovándolas -.
- Ya veo – se rascó la cabeza - ¿tienes otra que pueda
llevarme? -.
- Claro – le mostró otra vela que estaba encendiendo para
acercársela cuando se dio cuenta –. Pero estás mojado! Si planeas bajar los
diez pisos así te resfriarás seguro -.
- No hay problema – sonrió.
- No, no – sacudió la cabeza – voy por una toalla y una
remera para que te cambies -.
- No hace falta… -.
Mir hizo caso omiso a las negativas y fue hasta su
habitación. Prendió otra vela y la dejó allí mientras sacaba una toalla limpia
y comenzaba a revolver en el armario buscando la remera más grande que tuviera.
- …Mir – dijo despacio SeungHo mientras se asomaba por la
puerta de la habitación.
- Voy! – gritó y se dio vuelta. Abrió los ojos por la
sorpresa al encontrarlo recostado en el marco – Lo siento, pensé que estabas en
el living – murmuró.
- Venía a decirte que ya me estoy yendo -.
- Ya que estás aquí – sacó por fin la remera que estaba
buscando, tomó la toalla y se levantó para acercarse – sécate con esto – le dio
la toalla – y ponte esto – puso la remera en el borde de la cama.
- Gracias – dijo simplemente SeungHo mientras se quitaba la
remera mojada.
En el instante en que Mir trataba de irse un ensordecedor
trueno hizo eco en toda la habitación lo que ocasionó que perdiera el
equilibrio del susto y chocara contra el pecho desnudo de SeungHo. Tener toda
esa piel tan cerca suyo le provocaba ganas de lamerla pero se contuvo hasta que
levantó la mirada y lo que vio lo sorprendió. SeungHo lo miraba con unos ojos
que más que lujuria, destellaban hambre que lo hacían sentir como un indefenso
conejo frente a un poderoso depredador listo para ser devorado. Cerró los ojos
para tratar de alejar esa imagen de la cabeza y cuando la volvió a abrir vio
que se había acercado a milímetros de su cara.
- De cerca eres más adorable – le sonrió mientras le
acariciaba la mejilla – quiero saber qué tan adorable puedes llegar a
convertirte – susurró seductoramente mientras acortaba la diminuta distancia
entre los dos.
Mir cerró los ojos al sentir esos labios que había estado
observando por fin tocar los suyos y se dejó conducir en un lento beso. Sintió
unas manos que lo abrazaban fuertemente por la cintura haciendo que no quedara
espacio entre sus cuerpos. La lengua del mayor pidiendo permiso para invadirlo
y se dejó conquistar, rozando con sus manos toda la piel de la espalda,
sintiendo el calor aumentar en su cuerpo. Se fueron moviendo como si estuvieran
bailando una balada hasta que la parte de atrás de sus rodillas chocó con su
cama. Sabía qué era lo que quería en este momento así que usó todas sus fuerzas
para arrastrar a SeungHo con él en el instante en que se dejó caer en el
colchón. Le sonrió seductoramente mientras dejaba que el mayor volviera a
reclamar sus labios esta vez con más pasión, como si su sencilla acción hubiera
provocado que dejara toda vacilación atrás. Las manos de SeungHo se colaban por
debajo de su remera rozándole los pezones, haciendo que se arqueara de placer.
Lo ayudó a deshacerse de tan inútil prenda mientras seguía disfrutando del
placer de tocar toda la piel con la que había soñado, bajando lentamente hasta
su punto de interés. La cabeza le daba vueltas por culpa de esos labios y esa
lengua que iban dejando trazos por su torso, lamiéndolo, besándolo y
mordisqueándolo. Todo lo que SeungHo hacía lo volvía loco. Finalmente pudo
recordar su primer objetivo y fue hasta allí, rozando con sus manos la redondez
perfecta del trasero del mayor, sintiendo cada centímetro y deseando
mordisquearlo para marcarlo como suyo. Cuando estuvo conforme con su primera
exploración decidió que los pantalones le impedían disfrutar completamente así
que colocó ambas manos en el frente y comenzó a desabrochar el cinturón.
- Veo que estamos impacientes – le sonrió seductoramente
SeungHo mientras se incorporaba y se sacaba el cinturón del pantalón - ¿Sabes?
Creo que le haré un buen uso a esto –.
Mir volvió a besar más que dispuesto los labios de SeungHo y
olvidó todo alrededor. Sólo cuando sintió la pérdida de esos labios que tanto
deseaba abrió los ojos para encontrar sus manos atadas por el cinto colocadas
encima de su cabeza. El mayor estaba sentado mirándolo divertido.
- Esta es la imagen que buscaba – le rozó con las manos los
pezones – así, tan indefenso que me dan ganas de devorarte – y de un tirón le
sacó los pantalones de gimnasia y los boxers.
Mir no se podía sentir más excitado. Realmente se había
convertido en una presa desamparada. Cuando SeungHo se sacó su pantalón se tuvo
que contener para no gemir por la vista que estaba obteniendo, toda esa piel
perfecta, sin marcas, blanca como la nieve y absolutamente suave (sus dedos
guardaban el recuerdo de esa suavidad). Esos labios mordiéndole el hueso de la
cadera y esas manos adorando cada centímetro de su cuerpo. SeungHo le acercó a
los labios tres dedos y con gusto comenzó a succionarlos, sabiendo que debería
hacer un buen trabajo mojándolos lo suficiente. Le hubiera gustado decir que
tenía lubricante en su mesita de luz pero era más divertido jugar al niño
inocente. El mayor alejó los dedos y los reemplazó con sus labios. Sintió el primer
dedo en su entrada, se movió un poco por la molestia mientras SeungHo le dejaba
marcas en el cuello. La mezcla entre el dolor y el placer que le proporcionaba
la misma persona lo iba enloqueciendo. Tembló ligeramente al sentir que los
retiraba y tragó saliva, el tamaño de lo que estaba viendo no se comparaban con
tres míseros dedos. Clavó las uñas en sus palmas mientras SeungHo iba
penetrándolo lentamente. Ni con todo el cuidado pudo alejar el dolor,
simplemente era demasiado grande. Cerró los ojos mientras su cuerpo trataba de
acostumbrarse a la invasión cuando sintió que la mano del mayor se posicionaba
en su miembro masturbándolo. Lo miró y le dio un beso profundo, dejando que sus
lenguas jugaran libremente y ansiaba bajar las manos hasta el trasero para
incitarlo a que se moviera. Iba lentamente entrando y saliendo, tan lentamente
que él mismo iba encontrando las embestidas, deseando más, ansiando más. Quería
decirle que fuera más rápido pero en su mente las palabras no aparecían, el
placer había nublado todos sus sentidos, sólo podía gemir más y más alto.
Cuando pensó que no iba a soportarlo más
el mayor se movió más rápido y más profundo, tocando su próstata, haciendo que
gritara frente a la sensación y llegando al orgasmo al instante. SeungHo lo siguió
un par de embestidas después, llenándolo completamente y recostándose encima de
él. Unos segundos después se incorporó y le sonrió, saliéndose de su interior
lentamente.
- ¿Estás bien? – preguntó mientras le acariciaba una
mejilla.
- Podría estar mejor – hizo puchero Mir.
- ¿Cómo podrías estar mejor? – levantó una ceja.
- Mmm… tal vez si me desatas – ondeó sus muñecas atadas por
el cinto.
- Cierto! Lo había olvidado – sonrió traviesamente mientras
se sentaba sobre Mir y desataba el cinto –. Prometo que la próxima no te ataré
-.
- …¿la…próxima? – se sonrojó.
- Dime una cosa, ¿tienes bañera? – SeungHo le guiñó el ojo mientras se levantaba
de la cama e iba hacia el baño y comprobaba que la luz había regresado. Se
recostó en el umbral y le regaló una sonrisa – Mir, ¿por qué no vienes y me
ayudas a llenar la bañera? –.
Mir escuchó el agua corriendo y no lo pensó dos veces. Se
levantó lentamente y fue a encontrarse con la mejor obra de arte que había
conocido y la única que estaba dispuesto a estudiar a fondo.
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