martes, 9 de julio de 2013

El diario de Mir (parte 2 - final)


Al día siguiente

Mir se despertó temprano sabiendo que era el último día. Miró por su ventana y descubrió que estaba nublado. Rogaba que no lloviera o al menos que no hubiera tormenta. Odiaba ver los relámpagos y escuchar los truenos y ni esconderse debajo de las mantas lo ayudaba. Se metió en la ducha y luego se vistió con lo primero que encontró en su armario. Volvió a ponerse los anteojos. Estaba tomando un café en la mesa delante de sus libros cuando tocaron el timbre. Fue hasta la puerta y abrió sin mirar.

- Buenos días -.
Mir levantó la vista y se puso colorado al instante – B-buenos días -.
- ¿Me recuerdas? Soy SeungHo, el sobrino del encargado – le sonrió.
- S-sí – asintió Mir con la cabeza mientras se hacía a un lado para dejarlo pasar.
- Mi tío tuvo una emergencia y no pudo venir a terminar el trabajo, espero no te moleste si lo hago en su lugar -.
- C-claro que no – miraba el piso – Si necesita algo me avisa -.
- Gracias – sonrió SeungHo.
Mir fue casi corriendo hasta el baño y comprobar su lastimoso aspecto. Lentes, una remera azul y unos pantalones de gimnasia negros. No podía creer la mala suerte que tenía. Si pudiera, llamaría a su amiga Lauren para llorarle pero sabía que a esta hora estaba muy ocupada. Suspiró. Quería cambiarse por algo más decente pero temía quedar en evidencia. Al final fue lentamente a su lugar en la mesa. Se sentó, abrió el libro y encendió la laptop resignado. Estudió muy concentrado por al menos dos horas hasta que terminó el resumen. Se estiró para aflojar los músculos y miró hacia el balcón. Allí había unas nubes negras que anunciaban una tormenta y el sobrino parecía no notarlo. Caminó hasta la cocina sólo para estirar sus piernas dormidas y miró el reloj. Eran las doce del mediodía. A esa hora solía irse el encargado a almorzar a su casa para luego volver. Si tomaba en cuenta lo que había visto recién, aún le faltaba un poco para terminar ¿Debería ir a avisarle? A lo mejor no pensaba almorzar y seguir hasta terminar ¿Y si tenía hambre? Estaba por meter la cabeza en la heladera para ver si tenía algo comestible cuando escuchó que la puerta del balcón se abría. Salió rápidamente para encontrarlo parado en medio del living.
- Ah, pensé que no estabas – dijo SeungHo.
- Eh, no… -.
- Ahora me voy a almorzar – dijo señalando la puerta – Si vas a estar luego volveré a terminar – dijo yendo hacia la salida.
- Está bien – fue Mir hasta la puerta y le abrió.
- Nos vemos más tarde – le sonrió.
Mir trataba de estudiar con el resumen y las imágenes de referencia en la laptop pero no podía apartar su mirada de la gran distracción que estaba en el balcón pintando. Había almorzado hace ya tanto tiempo (su tan querido y práctico ramen instantáneo) y sentía que tenía hambre. Afuera estaba cada vez más oscuro y no era por el horario. Estaba seguro que iba a sufrir por una tormenta eléctrica. Se preguntaba dónde había dejado los auriculares porque los iba a necesitar con suma urgencia una vez que sintiera el primer trueno. Fue hasta su habitación y los encontró encima de la mesa de luz. Cuando los iba a tomar un relámpago potente se reflejó por la ventana seguido por un trueno ensordecedor. Se tapó los oídos y cerró los ojos con fuerza mientras escuchaba que se largaba la lluvia con todo. Cuando los volvió a abrir no vio nada. Malditas tormentas eléctricas, ahora tendría que buscar velas. Fue tanteando hasta abrir la puerta. Cuando llegó al pasillo un rayo iluminó a un SeungHo completamente mojado parado en el medio del living.
- Lamento mojarte el piso – se disculpó de inmediato – pero se ha largado una tormenta terrible -.
- Es cierto – Mir trataba de entrecerrar los ojos para poder ver algo – voy por unas velas a la cocina – caminaba lentamente con los brazos extendidos para evitar chocarse con algún mueble.
- Ya que el clima está así es mejor que me vaya – dijo SeungHo en voz alta.
- ¿Eh? Espera – gritó Mir mientras prendía una vela – tienes que llevarte una vela para no perderte por el pasillo -.
- Creo que se deben haber prendido las luces de emergencia -.
- Tu tío dijo que las de este piso van a estar colocadas recién el lunes – volvió al living y colocó la vela en la mesa –, estuvieron renovándolas -.
- Ya veo – se rascó la cabeza - ¿tienes otra que pueda llevarme? -.
- Claro – le mostró otra vela que estaba encendiendo para acercársela cuando se dio cuenta –. Pero estás mojado! Si planeas bajar los diez pisos así te resfriarás seguro -.
- No hay problema – sonrió.
- No, no – sacudió la cabeza – voy por una toalla y una remera para que te cambies -.
- No hace falta… -.
Mir hizo caso omiso a las negativas y fue hasta su habitación. Prendió otra vela y la dejó allí mientras sacaba una toalla limpia y comenzaba a revolver en el armario buscando la remera más grande que tuviera.
- …Mir – dijo despacio SeungHo mientras se asomaba por la puerta de la habitación.
- Voy! – gritó y se dio vuelta. Abrió los ojos por la sorpresa al encontrarlo recostado en el marco – Lo siento, pensé que estabas en el living – murmuró.
- Venía a decirte que ya me estoy yendo -.
- Ya que estás aquí – sacó por fin la remera que estaba buscando, tomó la toalla y se levantó para acercarse – sécate con esto – le dio la toalla – y ponte esto – puso la remera en el borde de la cama.
- Gracias – dijo simplemente SeungHo mientras se quitaba la remera mojada.
En el instante en que Mir trataba de irse un ensordecedor trueno hizo eco en toda la habitación lo que ocasionó que perdiera el equilibrio del susto y chocara contra el pecho desnudo de SeungHo. Tener toda esa piel tan cerca suyo le provocaba ganas de lamerla pero se contuvo hasta que levantó la mirada y lo que vio lo sorprendió. SeungHo lo miraba con unos ojos que más que lujuria, destellaban hambre que lo hacían sentir como un indefenso conejo frente a un poderoso depredador listo para ser devorado. Cerró los ojos para tratar de alejar esa imagen de la cabeza y cuando la volvió a abrir vio que se había acercado a milímetros de su cara.
- De cerca eres más adorable – le sonrió mientras le acariciaba la mejilla – quiero saber qué tan adorable puedes llegar a convertirte – susurró seductoramente mientras acortaba la diminuta distancia entre los dos.
Mir cerró los ojos al sentir esos labios que había estado observando por fin tocar los suyos y se dejó conducir en un lento beso. Sintió unas manos que lo abrazaban fuertemente por la cintura haciendo que no quedara espacio entre sus cuerpos. La lengua del mayor pidiendo permiso para invadirlo y se dejó conquistar, rozando con sus manos toda la piel de la espalda, sintiendo el calor aumentar en su cuerpo. Se fueron moviendo como si estuvieran bailando una balada hasta que la parte de atrás de sus rodillas chocó con su cama. Sabía qué era lo que quería en este momento así que usó todas sus fuerzas para arrastrar a SeungHo con él en el instante en que se dejó caer en el colchón. Le sonrió seductoramente mientras dejaba que el mayor volviera a reclamar sus labios esta vez con más pasión, como si su sencilla acción hubiera provocado que dejara toda vacilación atrás. Las manos de SeungHo se colaban por debajo de su remera rozándole los pezones, haciendo que se arqueara de placer. Lo ayudó a deshacerse de tan inútil prenda mientras seguía disfrutando del placer de tocar toda la piel con la que había soñado, bajando lentamente hasta su punto de interés. La cabeza le daba vueltas por culpa de esos labios y esa lengua que iban dejando trazos por su torso, lamiéndolo, besándolo y mordisqueándolo. Todo lo que SeungHo hacía lo volvía loco. Finalmente pudo recordar su primer objetivo y fue hasta allí, rozando con sus manos la redondez perfecta del trasero del mayor, sintiendo cada centímetro y deseando mordisquearlo para marcarlo como suyo. Cuando estuvo conforme con su primera exploración decidió que los pantalones le impedían disfrutar completamente así que colocó ambas manos en el frente y comenzó a desabrochar el cinturón.
- Veo que estamos impacientes – le sonrió seductoramente SeungHo mientras se incorporaba y se sacaba el cinturón del pantalón - ¿Sabes? Creo que le haré un buen uso a esto –.
Mir volvió a besar más que dispuesto los labios de SeungHo y olvidó todo alrededor. Sólo cuando sintió la pérdida de esos labios que tanto deseaba abrió los ojos para encontrar sus manos atadas por el cinto colocadas encima de su cabeza. El mayor estaba sentado mirándolo divertido.
- Esta es la imagen que buscaba – le rozó con las manos los pezones – así, tan indefenso que me dan ganas de devorarte – y de un tirón le sacó los pantalones de gimnasia y los boxers.
Mir no se podía sentir más excitado. Realmente se había convertido en una presa desamparada. Cuando SeungHo se sacó su pantalón se tuvo que contener para no gemir por la vista que estaba obteniendo, toda esa piel perfecta, sin marcas, blanca como la nieve y absolutamente suave (sus dedos guardaban el recuerdo de esa suavidad). Esos labios mordiéndole el hueso de la cadera y esas manos adorando cada centímetro de su cuerpo. SeungHo le acercó a los labios tres dedos y con gusto comenzó a succionarlos, sabiendo que debería hacer un buen trabajo mojándolos lo suficiente. Le hubiera gustado decir que tenía lubricante en su mesita de luz pero era más divertido jugar al niño inocente. El mayor alejó los dedos y los reemplazó con sus labios. Sintió el primer dedo en su entrada, se movió un poco por la molestia mientras SeungHo le dejaba marcas en el cuello. La mezcla entre el dolor y el placer que le proporcionaba la misma persona lo iba enloqueciendo. Tembló ligeramente al sentir que los retiraba y tragó saliva, el tamaño de lo que estaba viendo no se comparaban con tres míseros dedos. Clavó las uñas en sus palmas mientras SeungHo iba penetrándolo lentamente. Ni con todo el cuidado pudo alejar el dolor, simplemente era demasiado grande. Cerró los ojos mientras su cuerpo trataba de acostumbrarse a la invasión cuando sintió que la mano del mayor se posicionaba en su miembro masturbándolo. Lo miró y le dio un beso profundo, dejando que sus lenguas jugaran libremente y ansiaba bajar las manos hasta el trasero para incitarlo a que se moviera. Iba lentamente entrando y saliendo, tan lentamente que él mismo iba encontrando las embestidas, deseando más, ansiando más. Quería decirle que fuera más rápido pero en su mente las palabras no aparecían, el placer había nublado todos sus sentidos, sólo podía gemir más y más alto. Cuando pensó que no iba  a soportarlo más el mayor se movió más rápido y más profundo, tocando su próstata, haciendo que gritara frente a la sensación y llegando al orgasmo al instante. SeungHo lo siguió un par de embestidas después, llenándolo completamente y recostándose encima de él. Unos segundos después se incorporó y le sonrió, saliéndose de su interior lentamente.
- ¿Estás bien? – preguntó mientras le acariciaba una mejilla.
- Podría estar mejor – hizo puchero Mir.
- ¿Cómo podrías estar mejor? – levantó una ceja.
- Mmm… tal vez si me desatas – ondeó sus muñecas atadas por el cinto.
- Cierto! Lo había olvidado – sonrió traviesamente mientras se sentaba sobre Mir y desataba el cinto –. Prometo que la próxima no te ataré -.
- …¿la…próxima? – se sonrojó.
- Dime una cosa, ¿tienes bañera? –  SeungHo le guiñó el ojo mientras se levantaba de la cama e iba hacia el baño y comprobaba que la luz había regresado. Se recostó en el umbral y le regaló una sonrisa – Mir, ¿por qué no vienes y me ayudas a llenar la bañera? –.

Mir escuchó el agua corriendo y no lo pensó dos veces. Se levantó lentamente y fue a encontrarse con la mejor obra de arte que había conocido y la única que estaba dispuesto a estudiar a fondo.

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