Capítulo II: Torre Sur, Rutina.
SeungHo apagó el despertador a las seis y media de la mañana
con un gruñido. Se dio vuelta para abrir los ojos y contemplar a la criatura
que compartía su cama desde hacía cinco años. Era algo que nunca fallaba en
mejorarle el humor a una hora tan temprana. Se veía tan inocente, tan niño
cuando dormía. Casi puro.
Sonrió ante ese pensamiento. Podía pensar en un
montón de atributos, pero pureza no era uno de esos. Si tenía que pensar en
algo que lo identificara sería la pasión. G.O era un apasionado de su trabajo,
amaba cocinar y le ponía tanto entusiasmo que no tardó en obtener el
reconocimiento que se merecía. Le acarició levemente la mejilla mientras
sonreía ¿Acaso la pasión que él sentía no los había unido en primer lugar? Si
alguien le hubiera dicho a un SeungHo de 16 años que se enamoraría de un hombre
al punto de no querer abandonarlo ni por un verano, ni siquiera por un día,
seguramente se le hubiera reído en la cara. Su sonrisa se hizo más amplia.
Nadie hubiera podido adivinar que un estudiante recién transferido a su
secundaria lo perseguiría hasta el punto de darse por vencido y aceptar su
propuesta de salir a prueba por un mes. Sintió que se movía y se levantó
rápidamente. Un G.O desnudo y durmiendo era mejor que uno despierto, al menos
si quería llegar a horario al trabajo. Se metió en el baño, se duchó en tiempo
récord y se vistió ahí mismo. Fue hacia la cocina en puntitas de pie. Se anudó
la corbata mientras se servía el café. Cuando había terminado con el desayuno,
que eran unas cuantas tostadas, y estaba revisando los últimos datos en su
tablet, vio por el rabillo del ojo que el pequeño admirador de su amigo se
estaba levantando. Lavó lo que había usado y salió. Su horario de trabajo
comenzaba a las ocho de la mañana pero siempre prefería llegar antes. Los
problemas técnicos no aparecían de ocho de la mañana a seis de la tarde. Llegó
a su piso y saludó al guardia informático nocturno de la semana. Le pidió un
informe general de actividad y lo relevó para que vaya a descansar. Según su
agenda le tocaba presentar el informe mensual de ingresos obtenidos a través de
la venta online además de detallar con precisión todas las mejoras referidas a
seguridad contra ataques. Informe que ya había terminado el día anterior y
estaba personalmente encuadernado. Sonrió para sí mismo mientras llegaba su
equipo. Era hora de ponerlos a trabajar un poco. Buscó el archivo del informe,
le hizo unos cambios mínimos e imprimió copias. Era hora de poner a prueba de
la capacidad de la gente que estaba a su cargo. Puede que la mayoría piense que
sólo lo hacía porque era una persona malvada, pero así había logrado su
posición en la empresa. Si quería confiar en su grupo, tenían que ser capaces
de descubrir sus trampas.
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