viernes, 5 de julio de 2013

La Galería (I)

Autora: Luces.

Capítulo I

Mir llevaba trabajando en la Galería de Arte B.Z por casi un año y sentía como si fuera el trabajo de sus sueños. Estar rodeado de pinturas y objetos de arte siempre lo hacía recibir a los visitantes con una sonrisa en los labios. Su trabajo consistía en explicar a quien necesitara el significado de la obra y la personalidad del artista, además de ayudar a concretar la compra. Siempre llegaba media hora antes y se iba media hora después que sus compañeros. Si bien no era parte de sus deberes, de vez en cuando acomodaba o limpiaba algún objeto que él consideraba “lleno de marcas” o “mal posicionado”. Tal era su dedicación a la Galería que su jefe le encargaba tratar con los artistas que se presentaban a exponer sus obras. Era diciembre y la Galería estaba exponiendo al público en general la obra completa de un artista que había alcanzado la fama durante el transcurso del año. La exposición de Thunder estaba llevando muchos visitantes y Mir se sentía feliz al ver tanta gente entrar al lugar. Era el último día de la muestra y prácticamente todos los objetos habían sido vendidos, lo que significaba que al terminar el día debían prepararlos para llevarlos a los compradores. A las seis de la tarde la galería cerró oficialmente y Mir se ofreció a comunicarse con el artista e informarle las buenas noticias, además de envolver todo lo vendido. Estaba muy contento de volver a hablar con el artista, lo había conocido el mes anterior y contra toda expectativa, Thunder resultó ser alguien muy tímido y dulce, por lo que Mir no dudó en ofrecerle su amistad. Estaba por marcar el número de teléfono cuando un ruido lo sacó de su escritorio, se extrañó ya que hasta la recepcionista se había marchado unos minutos antes. Salió de la oficina a recorrer los pasillos del piso superior de la Galería y luego bajó. Cuando se acercó a la puerta de entrada vio un joven golpeando el cristal mientras se esforzaba en mirar el interior. Fue caminando lentamente y abrió la puerta.
- Buenas tardes – sonrió el joven.
- Buenas tardes, señor ¿En qué puedo ayudarlo? -.
- Vine a ver la exposición de Thunder -.
- Lo siento señor pero la Galería ya cerró – iba a cerrar la puerta.
- Espera! – sostuvo el vidrio impidiendo que se cerrara - ¿Mañana estará abierto? -.
- Lo siento, pero hoy termina la muestra de Thunder -.
- No puede ser – miró a los ojos de Mir –. Vine especialmente de Jeju para verla – comenzó a murmurar – ahora qué voy a hacer, no pude haber llegado de tan lejos, ese avión que se retrasó y yo corriendo por todos lados y… -.
- ¿Vino de Jeju? – lo interrumpió - ¿Sólo para ver la obra? -.
- Ah, si – se rascó la cabeza – Me salí del trabajo al mediodía sólo para tomarme un avión y venir. No es común ver todas las obras de Thunder en un solo lugar -.
- Bueno – lo pensó mientras miraba disimuladamente a la persona que tenía enfrente. No parecía un ladrón ni mucho menos. Tenía la camisa ligeramente abierta, lo que supuso que era consecuencia de venir rápidamente, incluso tenía aún pegada la etiqueta de la aerolínea en el maletín -, voy a hacer una excepción. Puede pasar, pero unos minutos – sonrió ligeramente.
- Muchas gracias! – dijo Joon alegre mientras le tomaba la mano para estrechársela en señal de agradecimiento – No sabe lo que significa para mí que me de la oportunidad -.
Mir iba siguiendo al hombre por los pasillos de la Galería. Sonreía secretamente cada vez que se acercaba a una obra y expresaba su asombro por la calidad o el trazo. Parecía mayor que él pero lo encontraba bastante tierno. La voz de la persona lo sacó de su ensimismamiento.
- Disculpe – murmuró.
- ¿Dígame? – se acercó donde estaba.
- ¿Hay alguna obra que no se haya vendido? – preguntó con cautela.
- Según recuerdo, debe haber un par que no se vendieron ¿Está interesado en adquirir alguna en particular? -.
- Pues… - bajó más la voz – me interesa una – miró el suelo.
- ¿Cuál es? – lo animó a continuar mientras seguía pensando que era increíblemente tierno.
- E-es un objeto – abrió el catálogo y señaló una foto en particular.
- Ah – sonrió más –, el conejo -.
- S-sí -.
- Déjeme comprobar – sacó el celular y fue mirando la lista de obras vendidas. Sonrió – Tiene mucha suerte, el conejo no se ha vendido -.
- Qué bien – suspiró aliviado.
- ¿Quiere pasar a la oficina a concretar la venta? – vio que asentía y fue caminando hasta su oficina en el piso superior. Se sentó en su silla y buscó los papeles - ¿Necesita que se lo envolvamos para regalo? -.
- No, no hace falta – se sentó enfrente.
- ¿Quiere que lo enviemos a su dirección o a otra? – preguntó sin levantar la vista.
- ¿Cómo a otra? – estaba confundido.
- Claro, como la dirección de su novia -.
- Yo no tengo novia -.
- A-ah… - se puso colorado – yo pensé que era para otra persona -.
- No, es para mí – dudó un momento - ¿Es extraño? -.
- Claro que no – le sonrió tímidamente –, a mí también me gustan los conejos -.
- ¿En serio? -.
- Sí – bajó la mirada para seguir escribiendo.
- Cuando vi la pieza de conejo de Thunder me decidí a venir a adquirirlo. Me pareció el objeto más tierno del mundo -.
- Pues sí. Yo creo que si Thunder te oyera estaría muy feliz -.
- ¿Conoces al artista? – preguntó Joon emocionado.
- Hablé un par de veces y lo conocí cuando vino a dejar sus obras -.
- ¿Y cómo es? -.
- Una persona muy amable y considerada -.
- Yo creo que es una persona muy joven -.
- Es joven – lo pensó un poco – aunque tiene más edad que yo -.
- ¿Y cuántos años tienes? – luego añadió – Bueno, si no quieres decirme está bien – se rascó la cabeza.
- Tengo veintidós años -.
- ¿En serio? Yo creí que no pasabas de los diecinueve – sonrió ligeramente.
- No es la primera vez que lo escucho – le restó importancia aunque no pudo evitar ponerse un poco colorado.
- Yo me estaba preguntando si tal vez eras el hijo del dueño al que estaban entrenado y por eso aún estabas aquí… -.
- Lamento decir que fue una suposición errónea – sonrió – No tengo ninguna relación con el dueño de la Galería -.
- Sin embargo te ves muy joven para ser mayor de edad -.
- Suena como si fuera muy mayor – revisó los papeles –, pero sólo tiene tres años más -.
- Debo parecerte un ahjussi -.
- Pues – lo miró – no me parece tan viejo -.
- ¿Como un hyung? -.
- Podría ser – juntó los papeles –. Si no le importa, necesito la tarjeta para validar la compra y aquí tiene los papeles de la garantía de autenticidad más un documento con sus datos que la Galería exige. Si no le importaría leerlos y filmarlos mientras proceso la compra – le alcanzó una lapicera.
- Por supuesto – tomó la lapicera rozando ligeramente la mano de Mir en el proceso y luego con una sonrisa le dio la tarjeta.
Mir asintió y fue hasta la oficina del jefe con la tarjeta en la mano. No podía sacarse la sensación del roce de la mano del cliente. Era muy extraño lo que pasaba con su cuerpo. Incluso toda la conversación le sonaba a un intento por seducirlo. Sacudió la cabeza. Luego recordó los rasgos del hombre que estaba sentado en su oficina. Sin duda se trataba de alguien muy atractivo y probablemente sea muy popular entre sus pares. No era probable que alguien como él intentara seducirlo. Terminó con el proceso rápidamente y volvió a su oficina a finalizar la transacción y olvidarse de todas las ideas descabelladas que pasaban por su cabeza.
- Ya he firmado el documento -.
- Muy bien – le devolvió la tarjeta – Sólo falta que agregue el comprobante de pago a los documentos y mañana le enviaremos el objeto a la dirección del hotel -.
- ¿Mañana? – preguntó desilusionado - ¿No me lo puedo llevar hoy? -.
- Me temo que no – contestó – Al artista le gusta escribir una nota personal a cada comprador y actualmente se han vendido muchas… -.
- Pero yo salgo de Seúl a las ocho de la mañana… - murmuró triste.
- ¿A las ocho de la mañana? – hizo un cálculo sobre la hora que comenzaba a atender el correo privado que ellos utilizaban y no había posibilidad que llegara – Bueno, si me da la dirección de su casa en Jeju, en tres días puedo mandárselo -.
- Yo pensé que podía llevármelo en el momento – hizo un puchero mientras miraba el piso.
- Señor… - intentó calmarlo.
- Joon – lo corrigió –. Dime Joon -.
- Joon – dijo en voz baja mientras pensaba rápidamente. Su jefe siempre insistía en que debían complacer en lo que pudieran a los clientes. Miró el reloj de pared. Eran las siete de la tarde. Probablemente Thunder estaría esperando su llamado para venir a la Galería a recibir las noticias y escribir las dedicatorias. Él mismo no tenía planes para esa noche. Si conseguía que Thunder escribiera a tiempo todas las notas y le pidiera que lo ayudara con este caso especial podía tenerlo listo para la noche - ¿Se va a quedar en el hotel esta noche? -.
- Sí -.
- Hagamos esto – apoyó los codos en el escritorio y juntó las manos - ¿Le parece bien que le lleve el conejo hoy a las nueve? – meditó un poco - Tal vez nueve y media, de acuerdo al tráfico -.
- ¿El correo trabaja hasta esa hora aquí? -.
- Ah, no. Se lo estaría llevando personalmente -.
- ¿No será mucha molestia? No quiero arruinar sus planes para la noche -.
- Oh, no se preocupe, no tengo nada en la agenda – sonrió tímidamente.
- Realmente se lo agradecería – le estrechó la mano con entusiasmo –. Nos vemos a la noche -.

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