viernes, 2 de enero de 2015

Jeju Island (XVI)

Torre Norte, Amanecer (parte 2)

Thunder estaba haciéndose el dormido en el sillón del departamento de SeungHo y G.O. Había fingido estar tan borracho que ni recordaba en qué piso vivía y así logró meterse en ese lugar. Tenía tantas ganas de abrir los ojos y mirar atentamente todos los objetos que lo rodeaba. Quería saber hasta el mínimo detalle de la vida del jefe Yang. Fotos, objetos, colores favoritos. Ya sabía que estaba en una relación de muchos años con el chef y podía notar la increíble química que tenían cada vez que estaban cerca. Pudo deducir que el chef había impulsado la relación entre ellos, así como se dedicó a prestarle atención. Lo que le sorprendió fue que el jefe Yang no mostrara ningún indicio de celos ¿Estaría acostumbrado? A lo mejor creía que no había forma que alguien pudiera separarlos. Quería saber qué lo hacía sentir tan seguro. Una idea le vino a la mente y se puso instantáneamente colorado. Mejor ni pensar en eso, estaba en una casa que no era suya y no podía simplemente encerrarse en el baño y dejar que su imaginación tome los rumbos más salvajes. Tal vez con el tiempo y con el necesario planeamiento… Dejó que ese pensamiento lo embargara y poco a poco fue entregándose a los brazos de Morfeo.
SeungHo ya estaba metido en la cama y esperaba que G.O acabe con su interminable rito de colocarse cuanta cosa aparezca en el mercado en la cara. No le importaba en lo más mínimo los excesivos cuidados que tenía el chef, siempre le había parecido divertido, y más cuando escuchaba el monólogo sobre “ser atractivo requiere mucho mantenimiento”. Soltó una risita lo que provocó que G.O lo mirara a través del espejo.
- ¿A qué viene esa risa? – enarcó una ceja curioso.
- Nada, sólo recordé algo -.
- Cuéntame – se levantó del asiento y fue acercándose a la cama.
- No es nada importante –.
- Quiero saber – se subió a la cama y quedó encima de SeungHo, sostenido por sus brazos y piernas.
- Una tontería – se encogió de hombros mirándolo –, siempre me resulta gracioso que uses tantas cremas -.
- Son necesarias -.
- Si, si, recuerdo también esa charla – sonrió de lado.
- No todos nacen perfectos como tú – lo tomó de la barbilla para observarlo más cerca – ya quisiera tener esa piel tan blanca y suave -.
- Qué tonterías dices – le golpeó la mano que lo sostenía – si mis empleados viven asustados por las ojeras que siempre tengo, parezco un panda enojado – se cruzó de brazos.
- A mí siempre me pareciste un panda tierno – le robó un beso corto –, sumamente tierno -.
- Yo no soy tierno – le dio una mirada amenazante.
- Mmmm….lo que digas – le besó el cuello.
- G.O – trató de empujarlo –, tenemos visitas -.
- Está dormido, no va a escuchar – seguía pegado al cuello.
- ¿Y si despierta? No podemos arriesgarnos -.
- Entonces se va a encontrar con un espectáculo por el cual estoy seguro que estaría dispuesto a pagar – le mordió el cuello consiguiendo que SeungHo soltara un gemido involuntario.
- G.O…¿en serio te interesa ese chico? ¿Tanto como para usarme de carnada? -.
- Me interesa la forma en la que te mira, como si quisiera devorarte -.
- Me suena conocido eso – sonrió nostálgico.
- Tienes razón, me recuerda un poco a mí cuando te conocí -.
- Si es la mitad de lo que fuiste, ¿no tienes miedo que pueda robarme? -.
- Nunca fuiste tan dulce conmigo – le sonrió feliz – Usualmente sólo me dedicas palabras duras ¿Tienes miedo de perderme o de dejarme? – preguntó divertido.
- Podría dejarte, es un chico más joven y es obvio que está interesado en mí – desafió SeungHo.
- Tú nunca podrías dejarme – fue acariciándolo lentamente mientras lo besaba.
- ¿Cómo estás tan seguro? – susurró disfrutando el tratamiento que estaba recibiendo.
- Conozco este cuerpo mejor que nadie en este mundo – le levantaba la remera y comenzaba a besar el pecho delicadamente, sintiendo cómo los latidos de SeungHo iban aumentando.
- G.O… - cerraba los ojos y se mordía el labio inferior tratando de callar cualquier sonido que pudiera delatar lo que estaban haciendo.
- No te calles, quiero escucharte, sabes que me excita los deliciosos ruidos que produces – le mordió ligeramente el pezón.
- Ahh…G.O, para -.
- No – siguió haciéndolo – yo sé que vino a vernos y eso es precisamente lo que hará – subió y le dio un beso apasionado logrando callar toda protesta.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario