¿Todo vuelve a la normalidad?
SeungHo se metió en la ducha luego que G.O le hablara de una
sorpresa. Mientras el agua recorría su cuerpo le vinieron a la mente imágenes
de cierto baño en L.A. La piel tostada de Joon siendo mojada por la ducha
mientras estaba apoyado en la pared, las piernas entrelazadas en su cintura,
los gemidos cada vez que lo penetraba. Estaba tan impreso en su memoria que
casi podía sentirlo ahí. Sacudió la cabeza y se refregó la cara enérgicamente,
tal vez si se refregaba lo suficiente iba a poder olvidarse como seguramente
Joon ya había hecho. Apagó el agua y comenzó a secarse. Lo más seguro era
continuar su acuerdo con su mejor amigo. Joon era la fruta prohibida, la tentación
suprema. Mientras iba a la habitación en busca de su sorpresa se prometió a sí
mismo no buscar a Joon, aunque su cuerpo desee lo contrario.
G.O había apagado las luces de su habitación, de modo que
cuando entró el líder se tropezó con los brazos de G.O que lo abrazaban por la
cintura y luego lo besó apasionadamente, invadiendo su boca sin pedirle permiso
con su hábil lengua y sacándole la remera rápidamente. Mientras lo mantenía
distraído lo empujó contra la cama, haciendo que cayera. Se posicionó encima y
siguió asaltándolo con besos, tomó las dos manos y las colocó por encima de la
cabeza. Los gemidos que estaba dejando escapar SeungHo era una prueba que le
gustaba ser tratado rudamente. Aprovechando la distracción coló una de sus
manos debajo de la almohada y tomó una cinta de seda. Con mucho cuidado para no
alertar al panda llevó el material hasta las muñecas y lo ató. Sintió que los
labios del líder se separaban de los suyos mientras le sonreía traviesamente,
él respondió haciendo el mismo gesto. Comenzó a besarle el cuello, succionando
especialmente el lugar donde se unen el cuello y el hombro. Quería disfrutar
como nunca tener a SeungHo a su merced, sólo para él. Subió un poco, le
mordisqueó el lóbulo de la oreja y luego bajaba. Hizo lo mismo varias veces
hasta que pudo sacar otra “sorpresita”. Vio que el líder tenía los ojos
cerrados y rápidamente le colocó una venda del mismo material de la cinta,
ambas rojo sangre. Sonrió nuevamente al ver su obra terminada y fue a prender
la luz. Hizo todo a tal velocidad que su mejor amigo ni se enteró. Ahora que
podía ver todo con claridad se sintió más excitado. La persona que más amaba
yacía en su cama, atado y a su completa disposición. Pero aún faltaba algo para
que la imagen perfecta y se apresuró a completar. Fue dejando besos y lamidas
en los pezones de SeungHo mientras le sacaba el pantalón y los bóxers en un
solo movimiento. Se detuvo un momento para contemplarlo. A sus ojos era la
criatura más perfecta que había visto desnuda, tan blanco, tan puro y en este
momento era suyo. Se acercó a los labios, recorriendo con la yema de los dedos
una boca creada por los dioses y luego metió tres mientras con su otra mano
tomaba el miembro del líder y comenzaba a masturbarlo lentamente ocasionando
que SeungHo moviera las caderas para lograr el roce que necesitaba. Sacó los
dedos y reclamó los labios que ya estaba extrañando, besándolo de una manera
que sólo podía calificarse como demandante. Fue introduciendo los dedos en la
entrada y moviéndolos hasta que no pudo soportar más y los sacó, sólo para
reemplazarlo por su miembro. Comenzó a penetrarlo, lenta y profundamente.
Escuchó el sonido de la puerta de la casa abriéndose, luego murmullos de pasos.
Sabía quién era y agradeció haberse olvidado de cerrar la puerta. En ese
momento escuchó los gemidos del líder y fue aumentando la velocidad, cada vez
más rápido mientras se perdía en la deliciosa estrechez de SeungHo y el
conocimiento de que ahora tenían un espectador.
Joon tuvo la impresión de dèjá-vu mientras miraba y
escuchaba. Los gemidos, jadeos y la respiración entrecortada que recordaba
perfectamente, luego la confesión de amor de G.O que sólo él conocía. En ese
momento no le había importado pero ahora tenía una mezcla de rabia y
frustración por lo que estaba presenciando en contra de su voluntad. Apretó los
puños y se alejó. Ya en la puerta de entrada respiró hondo. Se prometió no
volver a la casa a menos que supiera que estarían todos. Volvió a su
departamento, se tiró en el sillón y suspiró. Sacó el celular del bolsillo y se
dio cuenta que tenía un mensaje. Sonrió. Acababa de caer la carnada perfecta
para atraer lo que más deseaba.
ahhh siguelaaaaa!!
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